El Torneo de Ascenso no es ajeno a las situaciones polémicas
ni mucho menos a las acusaciones sobre arreglos de partidos y las opiniones de
remedos de periodistas que acostumbran mirar a otro lado porque no la conocen.
Restan cuatro fechas para que termine la temporada y como es
costumbre aparecen las famosas teorías de conspiración sobre posibles
favoritismos y supuestos arreglos de partidos, pero también opiniones mediocres
y cobardes de pseudo periodistas autoproclamados paladines de la moral y buenas
costumbres que prefieren agachar la cabeza y tirarla al córner antes de opinar
como corresponde.
La polémica y el fútbol han caminado de la mano desde hace
muchos años, se puede decir incluso que es parte del deporte. Lo mismo que las
supuestas mafias que manejan los destinos del deporte rey y que deciden
resultados basado en el tamaño de la billetera de dirigentes, empresarios y
dueños de equipos.
La etapa de definiciones de la Segunda 2015 no ha sido la
excepción. Acusaciones de echadas, arreglo de partidos y de sanciones de quita
de puntos aplicadas de manera antojadiza para favoreces a uno u otro equipo son
ya una costumbre en la categoría. No es novedad que se lancen acusaciones de
compra de árbitros o de acciones sospechosas que buscan ganar por debajo de la
mesa lo que no se puede ganar en la cancha.
La polémica generada por el gol que anotó con tanta
"facilidad" Comerciantes Unidos ante Sport Victoria no hace más que
sumarse a la larga lista de situaciones poco comunes que se han dado en Segunda
como lo ocurrido al final del partido entre Hijos de Acosvinchos y Sport Áncash
en 2010, cuando varios jugadores del elenco rojos se desvanecieron en la cancha
por supuestamente haber ingerido agua mezclada con barbitúricos.
Cuando Caimanes obtuvo el ascenso a Primera en el año 2013,
aparecieron acusaciones en diversos medios deportivos sobre un misterioso
personaje de nombre "Pocholo", quien supuestamente se encargaba de
arreglar los partidos con tal de favorecer al elenco "Lacoste". Y
como olvidar las acusaciones de una supuesta echada de parte de jugadores de
Atlético Minero el año pasado en las redes sociales del propio club.
A todas luces las polémicas siempre han estado a la orden
del día en la Segunda División y es parte del llamado folklore del fútbol. Pero
de la mano de estas polémicas llegan también las voces de improvisados
opiniólogos, quienes lejos de tratar estos temas prefieren hacerse de la vista
gorda y mal llamarse defensores de la pulcritud dirigencial y deportiva.
De más
está decir que este tipo de comunicadores prefieren optar por el camino fácil
del cobarde que mira para otro lado antes que tocar estos temas, sin que esto
signifique que se pongan del lado de uno u otro bando.
Hay temas que sacan roncha y verdades que incomodan. Cuando
los egos son casi tan grandes como la pateria con los que dirigen los destinos
del fútbol peruano es fácil agachar la cabeza y evitar la crítica hacia las
situaciones poco comunes que podrían definir un campeonato.
Las polémicas en el
fútbol seguirán dándose, para bien o para mal son parte de la esencia de este
deporte. Pero la prensa cacacena y alcahueta está de más en este país y no hace
más que empeorar el daño que se le ha hecho al fútbol peruano en los últimos
años.
Por Giancarlo Córdova - Twitter: @giancarlogcv

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