En 1964, durante un partido entre la Selección Peruana
y Argentina, 320 hinchas de la bicolor perdieron la vida en una estampida.
Hoy se conmeora el 50 aniversario de una de
las mayores tragedias del fútbol mundial, ocurrida cuando 320 aficionados
murieron en el abarrotado Estadio Nacional de Lima durante un partido entre la Selección Peruana
y Argentina, clasificatorio para los Juegos Olímpicos Tokio-1964.
‘Chumpi’ fue testigo. “Cuando llegaba al campo
de juego lo primero que buscaba era donde estaban las salidas de emergencia” en
caso de que una multitud invadiese la cancha, dijo Héctor Chumpitaz, ex capitán
de aquel equipo peruano al evocar aquel fatídico domingo de mayo cuando la
chispa se encendió luego que el juez uruguayo Angel Eduardo Pazos le anuló a
Perú, por un supuesto planchazo, el gol del empate (1-1) a los 88 minutos que
lo clasificaba a Tokio ante la incredulidad de 47.000 aficionados.
Mala decisión. La anulación provocó que un
hincha, Víctor Vásquez, ingresara al campo a agredir al juez. La policía lo
reprimió ferozmente y la furia estalló en las tribunas: entonces una multitud
se lanzó al gramado. La embestida se repelió con perros y gases lacrimógenos
desatando una huida masiva hacia las puertas del estadio, que estaba con las
rejas cerradas. Ahí murieron aplastados y asfixiados más de 300 apretujados
aficionados.
Terrible. “La multitud enardecida volteó y
quemó el ómnibus que transportó a la selección de Argentina, las puertas del
estadio quedaron hinchadas como si fuera una mujer embarazada (por la cantidad
de cadáveres acumulados)”, evocó Chumpitaz.
No lo merecían. “Recordar esa fecha es para mí
una cosa ingrata, las familias de esa tragedia no tuvieron derecho de perder a
sus familiares por asistir y darnos aliento”, dijo el exfutbolista considerado
por la FIFA uno
de los mejores defensores sudamericanos del Siglo XX.
Fuente: AFP / Depor.pe
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