Para todos, en todo caso, para la mayoría de la afición
futbolística, que nuestra Selección pierda por la mínima diferencia o por goleada
a manos de Brasil era de esperarse.
El “Scratch” derrotó (3-0) a Perú no por un exquisito juego
colectivo, no por ser ampliamente superior individual o colectivamente (lo fue
con lo justo y bastó), ganó simplemente porque jugó de local, por el peso histórico
de su camiseta. En pocas palabras, ganó porque es Brasil, el invitado que tiene
que estar sí o sí en un Mundial.
El problema, una vez más, pasa por la forma cómo nuestros
jugadores y comando técnico encararon el compromiso. La involución es evidente.
De ese equipo que afrontó la Copa América de Chile no queda ni la sombra. De
ese grupo que vendió cara su derrota ante Colombia por la primera fecha de las
Eliminatorias, queda muy poco.
Consideramos que el cotejo bisagra fue el traspié ante
Chile, que desnudó muchos aspectos negativos que se fueron ahondado, que se
maquillaron en el triunfo sobre Paraguay, pero que terminaron, lamentablemente,
de confirmarse esta noche, ante un Brasil, pobre futbolísticamente, pero con
suficientes argumentos para pasar por encima a la bicolor.
El hecho de que el técnico Ricardo Gareca no le ratifique la
confianza a Pedro Gallese, terminó desestabilizando la moral de Diego Penny,
que fue el blanco de las críticas tanto del periodismo como de los hinchas. Al
final el arco peruano queda desierto y con un futuro inestable como las
decisiones del estratega argentino.
Cuando se trató de brindarle fútbol y marca al mediocampo,
el entrenador de nuestro equipo hizo lo contrario. Pregunta: ¿por qué el
“gaucho” no le tiene confianza a Joel Sánchez? Argumentos tendrá, pero hasta el
momento es una respuesta pendiente.
Explicaciones como efectividad, eficacia, técnica,
tranquilidad siempre serán válidas para tratar de justificar una campaña que va
de más a menos. Lo cierto de todo es que el panorama es oscuro, ante
selecciones que reúnen las condiciones para pelear la clasificación o por lo
menos para el repechaje.
Estamos lejos porque esa es nuestra realidad, una realidad
que se exagera con cosas triviales ligadas al espectáculo. Asumamos nuestra
posición y empecemos a aceptar la misma y no maquillando o creando expectativas
donde no la hay y probablemente donde ni las habrá.
Fuente: Melodia En Los Deportes
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