Más de 1.000 kilómetros separan Trebisonda de Bagdad, pero
estos días el fútbol ha acercado más que nunca la metrópolis turca a la capital Iraquí. La alegría y la emoción han desbordado las orillas del mar Negro, y
bañan ya las del Golfo Pérsico.
Para sorpresa de muchos, los jóvenes Leones de
Mesopotamia disputarán por primera vez en su historia las semifinales de una
Copa Mundial de esta categoría, un hito que arroja un rayo de esperanza en el
complicado presente del pueblo Iraquí.
Concentrados en la bulliciosa ciudad de Trebisonda, los
pupilos del seleccionador Hakeem Shakir se preparan a conciencia para su duelo
del miércoles 10 de junio contra Uruguay en el estadio Huseyin Avni Aker. Los
jugadores tratarán de pensar única y exclusivamente en el partido. Nada debe
distraerles de su objetivo de meterse en la final.
"Queremos seguir adelante en el torneo, y nuestro
máximo deseo es ser campeones del mundo", afirma el defensor Ali Adnan.
"Los últimos resultados, así como el nivel exhibido, demuestran que el
fútbol Iraquí está en plena forma. Nuestra cantera está formando grandes
talentos", añade. Y eso no es todo: en la vibrante tanda de penales de
cuartos de final en la que se impusieron a la República de Corea, los Iraquíes
se metieron en el bolsillo a la afición turca y se convirtieron además en
héroes de su país.
Un logro histórico
Sus compatriotas celebraron el triunfo sobre su rival asiático
cantando y bailando en las calles de las principales poblaciones Iraquíes hasta
bien entrada la noche. Todos parecieron olvidar, al menos durante unas horas,
sus problemas cotidianos. Ni siquiera los expertos contaban con semejante
derroche de fortaleza por parte del combinado Iraquí en esta Copa Mundial
Sub-20, algo que ha llenado de orgullo y felicidad a sus seguidores.
"El partido contra los surcoreanos ha sido el más
bonito de toda mi carrera. Le dedicamos la victoria al pueblo Iraquí, al cual
le debemos mucho, porque sin su apoyo no habríamos llegado hasta aquí. Además,
estoy encantado de haber contribuido directamente a un triunfo que ha hecho
felices a tantos compatriotas míos", nos cuenta Farhan Shakor, autor de
tres goles en lo que va de campeonato.
Shakor, de apenas 17 años, comenzó la fase final como
suplente, pero ya se ha convertido en un jugador clave en su selección. El
delantero del FC Sulaymaniyah Iraquí no sólo marcó dos goles y transformó el
penal decisivo contra la República de Corea en cuartos de final, sino que
también firmó la diana de la victoria en la prórroga de octavos de final contra
Paraguay (1-0). Hasta la fecha, Hussain Said Muhammad era el único Iraquí que
había conseguido materializar tres tantos en una Copa Mundial Sub-20, concretamente,
en la edición inaugural de Túnez 1977. En cualquier caso, Shakor no es el único
consciente de la trascendencia de sus logros.
Soñar con la final
"Me encantaría estar en Bagdad para vivir toda la
fiesta en directo", declaró su técnico Hakeem Shakir en referencia a las
escenas de júbilo vividas en la capital iraquí después de vencer al cuadro S
urcoreano. "Es como un carnaval. Hemos hecho algo fantástico para la
imagen de nuestro país, y estoy seguro de que toda la experiencia que
acumulemos en Turquía nos abrirá muchas puertas a todos", señaló el
arquero Mohammed Hameed.
Irak sólo se había clasificado una vez en su historia para
las semifinales de una competición FIFA, y fue en el Torneo Olímpico de Fútbol
Masculino Atenas 2004. Además, el entramado dirigido por Hakeem Shakir se ha
convertido en el primer representante asiático en meterse en las semifinales de
la Copa Mundial Sub-20 desde 1999, año el que lo consiguió Japón. Todos estos
datos invitan al optimismo de cara a su choque con la Celeste, pero los Iraquíes no quieren ni oír hablar de confianzas.
Saben que la euforia reduce la concentración, por eso
intentan alejarla de su cuartel general cada vez que se menciona su
enfrentamiento contra Uruguay. "Es uno de los mejores combinados de Sudamérica,
si no el mejor. Será un partido complicado, pero estoy absolutamente convencido
de que llegaremos a la final", advierte Shakir.
"No tenemos miedo.
Contra la República de Corea marcamos tres goles y demostramos tener el
potencial suficiente como para soñar con la final", agregó el defensor
Adnan. Sin duda, unas declaraciones que resumen el sentir general de millones
de compatriotas. Nunca 1.000 kilómetros fueron tan poco.
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