Redacción
online
Lo cerca que
estuvimos de lograrlo aumenta la frustración, es cierto. Pero no hacía falta
clasificar al Mundial para saber que esta selección peruana Sub 20 no
decepcionó. Y mucho menos fracasó. Sí lo hicieron los gigantes Argentina y
Brasil.
LO POSITIVO:
La práctica
de la consolidación de una idea de juego: Lo más destacado de Perú, sin dudas.
El juego estuvo basado en tres aspectos netamente bielsistas: Presión
constante, dominio de la pelota y juego en el campo rival. Si este equipo tuvo
una marca registrada, esa fue la de nunca dejar de atacar. Pasar la mayor parte
del tiempo en campo rival. Y no encontró mejor manera de defenderse que
atacando. Obligó al rival a que se adapte a su juego y no al revés. Eso, al
menos, no se veía hace muchos años. Desde los 70.
El técnico
Daniel Ahmed: No se trata de un improvisado, y eso lo demuestra su trabajo.
Cumplió con hacer de Perú un equipo que dio pelea, que compitió hasta el final.
En un fútbol peruano en el que los jugadores dicen: “No importa cómo, hay que
ganar”; Ahmed intentó borrar esta errónea afirmación para convertirla en un
“jugar bien para ganar”. ¿Falló en los cambios? Sí, hubo ocasiones. Pero
también acertó en muchos. Lo destacable es que cuando cambió de nombres, la
idea de juego permaneció.
El futuro:
Queda claro que con un mínimo de esfuerzo (torneo de Reservas) se puede llegar
aun mejor a una competencia de estas características. En esta generación abunda
el talento y no debe sucederle, por ejemplo, lo que pasó con los ‘Jotitas’. Y
aquí quiero citar a Marcelo Bielsa. Y que sea un consejo para estos muchachos.
“Si te dedicas a jugar, el fútbol te va a dar dinero; si te dedicas a ganar
dinero, no te va a dejar jugar”. Más claro imposible. Este grupo debería ser
parte de un proyecto (ojalá no de la FPF) que mejore la calidad de competencia
y busque la consolidación de un grupo que ha demostrado el inicio de un cambio
en estilo del fútbol peruano. Ojalá así sea.
LO NEGATIVO:
El dominio
no lo tradujo en goles. Perú tuvo más posesión del balón que todos sus rivales.
Inclusive hasta con un hombre menos, como frente a Uruguay. De hecho, en la
mayoría de partidos generó más ocasiones que su rival. Aquí el problema.
Ejemplo: partido ante Colombia. Ellos llegaron tres veces e hicieron un gol y
nosotros llegamos siete veces y no hicimos ninguno. El resultado fue justo,
pero la diferencia no. Esto fue una constante de Perú.
No terminó
bien sus ataques. La selección cumplió con la idea de elaborar con la posesión
del balón. Sin embargo, comprometió sus opciones cuando llegó a una determinada
altura del campo y volvió a elaborar una acción. Resultó, entonces,
contraproducente porque los ataques hay que terminarlos.
Claroscuros
del equipo. No defendimos bien y tampoco fuimos claros para atacar. Es decir,
pese a los buenos pasajes de fútbol, aun así se jugó menos de lo que este
equipo está en condiciones de producir. Y aquí la responsabilidad recae en el
entrenador Daniel Ahmed, quien toma las decisiones y prepara los partidos. Si
cuando las cosas salen bien el DT acepta que se le reconozca, debe también
aceptar cuando algo sale mal.
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