(@AlejandroVerPa)
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la revolución futbolístico que el Bayern Munich comenzó hace cinco
temporadas terminó hoy en un golpe de estado. La tarde de este miércoles tomó
del cogote al Barcelona y lo sacó del trono desde el que dominó el mundo del
fútbol durante el último lustro. Lo hizo jugando un fútbol parecido al del
equipo culé, pero mejorado. Más veloz, más fuerte, más directo.
¿Es el fin de un ciclo? Es difícil responder, pero en la cancha el
Bayern pasó por encima al Barcelona como no sucedía hace muchos años, como no
ocurría desde que Pep Guardiola llegó al equipo español hace 5 años y
revolucionó el fútbol mundial con el estilo de juego de su equipo.

Cuando un estilo de juego se desgasta, se hace previsible. Cuando eso
sucede, es necesario jugar con corazón como lo hizo el martes el Real Madrid
ante el Borussia Dortmund. Pero al Barcelona le faltó amor propio. La diferencia
fue tan grande en el partido de ida que lo sucedido en el Campo Nou no fue
sorpresa.
Con olor a cambio de ciclo.
¿El Barcelona debió ser más ofensivo? Los goles de Arjen Robben, Thomas
Muller y el autogol de Gerad Piqué son una anécdota. La seria ya estaba
decidida desde la goleada 4-0 en Alemania. El encuentro en España solo fue para
cumplir el trámite, pero algo más de resistencia pudo oponer el técnico Tito
Vilanova.
Lástima que Claudio Pizarro no estuvo en la cancha. A último minuto se
confirmó que no estaba entre los 22 convocados para el partido, pese a que
viajó con todo el plantel del Bayern. Quien sí estuvo en la banca fue un
lesionado y agotado Lionel Messi, que vio desde la sombra como su equipo se
derrumbaba sin que él pudiera hacer nada.

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