Después de 63 años y cinco títulos mundiales, sería
lógico esperar que Brasil ya hubiese superado por completo la derrota por 2-1
que sufrió ante Uruguay en el Maracaná, en el partido decisivo de la Copa
Mundial de la FIFA 1950™.
Y, por si fuera poco, la Copa FIFA Confederaciones de
este año debería haber servido para desquitarse todavía más: los brasileños se
midieron con los uruguayos en semifinales, recibieron un penal en contra en el
primer tiempo, que atajó el guardameta, y terminaron imponiéndose, no sin
esfuerzo, en el tiempo añadido, también por 2-1. Luego, para completarlo,
regresaron al escenario del Maracanazo y realizaron una de sus mejores
actuaciones de las últimas décadas: un triunfo por 3-0 sobre España, llevados
en volandas por una afición más animada que nunca en los últimos tiempos. En
principio, debería ser suficiente para reivindicarse y olvidar cualquier
desengaño, ¿no?
Pero no. Porque cada 16 de julio, lo que viene no es
un mal recuerdo cualquiera, sino uno esencial, fundamental: el Maracanazo, una
gesta que la Celeste siempre mirará con orgullo, que mitificó a héroes como
Roque Máspoli, Alcides Ghiggia y el capitán Obdulio Varela, y que determinó el
carácter del país que más veces ha sido campeón del mundo. El ejemplo más
ilustrativo de su influencia es el de un muchacho de nueve años que respondía
al nombre de Edson, que al ver las lágrimas de su padre por la derrota que
había oído en la radio, le prometió: “No se preocupe. Yo ganaré el Mundial para
usted”. Pelé cumplió su promesa y ayudó a cambiar la historia. Pero no a borrar
ese mal recuerdo.
“Ocho años más tarde, ganamos en Suecia, y después
fuimos campeones del mundo otras cuatro veces, pero no vale la pena hablar de
superar aquella derrota de 1950, de olvidar”, señaló en declaraciones a
FIFA.com Zagallo, que era soldado del ejército, encargado de vigilar el
Maracaná, aquel 16 de julio de 1950, y que participaría luego en la conquista
de cuatro títulos mundialistas de Brasil: como jugador en 1958 y 1962,
seleccionador en 1970 y coordinador técnico en 1994. “Y, a decir verdad, está
bien que no lo olvidemos: aquella derrota ayudó —y mucho— a forjar nuestra
historia de triunfos”.
Con vídeo, una galería de fotos y un minucioso
análisis del encuentro y de algunos de sus protagonistas, FIFA.com celebra un
nuevo aniversario de aquella fecha histórica: el último antes de que el
Maracaná vuelva a albergar una final de la Copa Mundial de la FIFA y,
probablemente, se encuentre otra vez ante el recuerdo de su desengaño
preferido.
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