
Hace 50
años, Cassius Clay aún no era Muhammad Ali, ni era todavía el ‘Más Grande’. La
leyenda nació un 25 de febrero de 1964. Aquel día, el más espectacular boxeador
de la historia obtuvo su primer título mundial, al noquear al entonces temido
campeón Sonny Liston.
Retador de
lujo. Clay, quien luego cambió su nombre por motivos religiosos, tenía 22 años
cuando retó a Liston, un brutal ‘rompehuesos’ de 32 años, que no sabía leer ni
escribir. De hecho, aprendió a boxear en la cárcel, a donde fue por ladrón y
ganó el título tras destrozar en un solo asalto a Floyd Patterson.
De poder a
poder. La pelea se disputó en Miami, y los más optimistas defensores del joven
Clay vaticinaban que aguantaría dos o tres asaltos. Pero el veloz peso pesado
confiaba en su velocidad y destreza sobre el ring. Esa vez usó su insuperable
juego de piernas para colocar manos letales al rostro del oponente. Realmente
‘picó como mariposa y bailó como avispa’. El ‘Oso feo’ (como llamó Ali a Liston
en la antesala) no soportó el castigo y se negó a salir a disputar el sétimo
asalto.
Nació la
leyenda. “Soy el más lindo, soy el más grande”, gritaba Clay, quien al día
siguiente convocó a una conferencia para anunciar al mundo que su nuevo nombre
sería Muhammad Ali. Enfurecido, Sonny Liston pidió revancha.
Dos al hilo.
No tuvo revancha. Volvieron a verse las caras en 1965 y Ali se demoró apenas un
par de minutos para noquear al ex presidiario, quien, lamentablemente, se unió a
la mafia, se internó en el mundo de las drogas y murió misteriosamente en 1970.
Mientras que Ali seguía siendo el más lindo y el más grande.
Fuente: Depor.pe
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