Así como llama al perdón, la Iglesia Católica llama también
al reconocimiento de las víctimas.
Un llamado a construir paz, con perdón, reconciliación y
solidaridad, hace la Iglesia católica este año en la interpretación de las
últimas siete frases que Jesús pronunció durante su crucifixión, antes de
morir, y que se conocen como el sermón de las Siete Palabras.
Los mensajes del sermón de las Siete Palabras
1. 'Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen’
“¡Cuánta vida hemos perdido en el camino obstinado de la
guerra!...”
“La primera palabra que Jesús nos ofrece es el perdón. Dios
padre nos ha reconciliado con Cristo y nos ha perdonado. Este perdón es un acto
unilateral y gratuito, que hace palpable para nosotros una esperanza. Déjense
reconciliar con Dios, nos invita San Pablo, invitación que nos convoca para
buscar la reconciliación también con las personas que nos rodean, especialmente
con la familia. ¡Cuánta vida hemos perdido en el camino obstinado de la
guerra!... Perdonar es abrir un lugar a aquel que nos ha hecho daño, con la
conciencia de que cuando perdonamos liberamos el corazón. Perdonar no es
minimizar el mal que se ha hecho, pero detiene la rueda de la violencia.
Perdonar no es olvidar, es mirar con nuevos ojos que
permitan superar la ira y el resentimiento para reconstruir los lazos de la
comunión y devolverle al corazón la vida que ha perdido.
El perdón de Cristo
nos impulsa a arriesgarnos en la construcción de una paz que será compleja y a
largo plazo, porque el perdón debe nacer de las víctimas y del compromiso para
recuperar su dignidad, reconocer sus sufrimientos y reparar los daños
ocasionados”.
2. ‘Hoy estarás conmigo en el paraíso’
“No tengamos miedo de ser solidarios, especialmente con las
víctimas del dolor y del resentimiento de los conflictos...”

El malhechor arrepentido nos permite leer su experiencia de salvación, en
primer lugar, desde la solidaridad, que desnuda el corazón de las personas.
Nuestra sociedad necesita aprender de la solidaridad y Cristo nos invita a
descubrir lo bueno que hay en los demás. La solidaridad nos engendra para la
paz, principalmente porque nos saca de nuestro estado de confort, de la infame
tendencia a considerarnos el centro del mundo, y nos lleva a sentir compasión
por los que sufren.
3. ‘Mujer, he ahí a tu hijo...’
“Frente a tantos sobrevivientes del conflicto armado,
cerramos los ojos y somos indiferentes porque pensamos que no nos compete...”
“María representa a la Iglesia, ella siguió con fidelidad el
plan de Dios. Está capacitada para recibir como regalo una humanidad nueva.
Debemos tener en cuenta que el camino de la humanidad siempre será conflictivo
y dramático. Tantas guerras amenazan el destino del hombre, tantas máscaras
tiene el mal apara confundirlo, que resistir para ser testigo del bien, de la
verdad y la justicia se convierte en una tarea difícil, más si decidimos hacer
nuestra vida sin Dios.
Junto a María al pie de la cruz, descubrimos cuánto nos
quiere Dios, y ese amor nos impulsa a revisar con lealtad los criterios que
inspiran nuestras relaciones. En la familia nos cuesta reconocer los
dificultades de las personas que tenemos tan cerca. Con nuestras amistades no
comunicamos valores auténticamente cristianos, porque eso nos compromete ante
los demás.
En el trabajo solemos apostarle a la ley del menor esfuerzo, la cual
degenera en escapar de la misión de aportar a la construcción del bien común.
Frente a tantos sobrevivientes del conflicto armado del país, cerramos los
ojos, somos indiferentes porque pensamos que no nos compete”.
“No nos dejemos robar la esperanza”.
“El grito desesperado de Jesús en la cruz permite entender
que el Padre en realidad no ha abandonado al Hijo. Más bien, que el Hijo vive
el abandono como una de las formas de dolor que experimenta el hombre. Jesús,
que grita el abandono al Padre, permite a cada persona que sufre por la
violencia, la injusticia, la soledad, el desprecio o la exclusión unirse a esa
misma voz. Detrás de ese grito de dolor se esconde también una profunda
esperanza. Cristo nos invita a deponer las venganzas y nos anima a apaciguar
las discordias con el diálogo y a superar las enemistades con el perdón.
Hoy
corremos el riesgo de perder la esperanza ante los desafíos de los diversos
conflictos que se han desatado en la sociedad. Pero la paz nace del amor de
Dios por nosotros. La esperanza nos dice que todo trabajo que hagamos para
defender la justicia, impulsar la fraternidad, generar solidaridad, promover el
diálogo y el camino del entendimiento no será en vano. Como nos repite el papa
Francisco: no nos dejemos robar la esperanza”.
5. ‘Tengo sed’
“Su grito es un reclamo a cada uno de nosotros, en el que
nos pide un cambio de rumbo...”
“Jesús nos pide una renovación de nuestras prácticas
sociales, de nuestros valores, una ruptura de la superficialidad, de la cultura
de lo desechable y la indiferencia, como la llama el papa Francisco, para
asumir caminos nuevos que fortalezcan la convivencia pacífica, la práctica de
la justicia y la realización de la paz entre los colombianos. El papa Francisco
nos ha dicho: ‘Dios piensa en cada uno de nosotros, nos quiere mucho, sueña con
la alegría que gozará con nosotros’.
El Señor quiere cambiarnos. Jesús ama
profundamente a cada persona. De ahí brotan el respeto, el aprecio, el amor por
el otro. La certeza más grande que hay en el mundo es que Dios ama a cada uno y
a todos con la misma intensidad. Si cada uno nos dejamos reconciliar por el
amor de Dios, seremos artesanos sencillos, pero eficaces, de paz y
reconciliación entre los colombianos”.
6. ‘Todo está consumado’
“La cruz de Jesús nos asegura que ni la muerte ni la guerra,
por más dramáticas que sean, quedarán excluidas de la fuerza transformadora del
amor de Dios...”
“Muriendo, Jesús proclama que solo Dios es Dios y que su
entrega en la cruz salva al mundo. Todo está cumplido porque su Evangelio es el
tesoro más grande entregado al mundo. ‘Todo está cumplido’ es una invitación
apremiante, de la que niños, jóvenes, adultos y ancianos no podemos sentirnos
excluidos. Por lo tanto, surge la misión de comunicar a Cristo, es decir,
permitir que a través de nuestra vida circule el amor que el Señor vino a
sembrar en el mundo.
‘Todo está cumplido’ es una voz de ánimo para trabajar en
la reconciliación de las familias, en los escenarios laborales, educativos,
deportivos, comerciales, culturales, sociales y religiosos, porque la cruz de
Cristo es capaz de cargar con todo el drama, el dolor y el pecado de nuestra
nación. La cruz de Jesús nos asegura que ni la muerte ni la guerra, por más
dramáticas que sean, quedarán excluidas de la fuerza transformadora del amor de
Dios”.
7. ‘Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu’
“La muerte no puede jamás ser considerada el fin de la
vida...”
“Jesús, que se entregó en manos de los hombres, ahora
entrega su espíritu en las manos del Padre. La muerte no puede jamás ser
considerada el fin de la vida. La muerte es la puerta de entrada a nuestro
nacimiento definitivo en Dios. Los momentos de dolor que experimentamos,
representados en la injusticia, el odio, la traición, la mentira, la infidelidad
o la violencia, pueden ser considerados formas de muerte.
Ellos se dan cuando
el corazón se pervierte y se presta para desconocer el derecho de los otros.
Cuando el corazón se cierra y se vuelve indiferente ante quienes nos rodean. El
verdadero Viernes Santo de nuestras vidas se da cuando nos olvidamos de Dios y
queremos armar nuestros proyectos sin él.

El papa Francisco
llamó a fortalecer el corazón para que sea misericordioso, fuerte, firme,
solidario, fraterno, amante de la vida, generoso”.
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