
A propuesta del Comité Ejecutivo, el Congreso de la FIFA del 28 de mayo
de 1928 decidió llevar a cabo un Campeonato Mundial organizado por la FIFA.
Sólo debía escogerse la asociación organizadora. Hungría, Italia, Holanda,
España, Suecia y Uruguay presentaron sus candidaturas. Desde el principio,
Uruguay figuraba como favorito. Además, el bicampeón olímpico (1924 y 1928)
conmemoraba en 1930 el centenario de su independencia.

El Congreso de la FIFA celebrado en 1929 en
Barcelona designó a Uruguay como primer país organizador del Mundial. Los otros
candidatos se habían retirado.
Esta decisión no fue aceptada con excesivo entusiasmo. Europa se
encontraba en plena crisis económica. La participación en el Mundial
significaba para los europeos no sólo una larga travesía marina, sino también
que los clubes tendrían que prescindir de sus mejores jugadores durante dos
meses. Una asociación tras otra comenzó a retirar su promesa de participar,
poniendo en peligro la realización del Campeonato Mundial.
Sin embargo, el Presidente Jules Rimet no se dejó impresionar. Gracias
a un esfuerzo personal, cuatro selecciones europeas emprendieron la travesía a
bordo del barco Conte Verde: Francia, Bélgica, Yugoslavia y Rumania. Comenzaba
una nueva época del fútbol internacional.
El 18 de julio de 1930 se inauguró, en nuevísimo estadio Centenario de
Montevideo, la primera Copa Mundial de la FIFA de la historia -todos los
partidos se disputaron allí mismo-. El éxito del torneo fue notable, tanto
desde el punto de vista deportivo como financiero. Naturalmente, los
organizadores se decepcionaron porque contaron únicamente con la participación
de cuatro selecciones europeas. El rencor en Montevideo fue tan grande que -
por primera y última vez - el campeón mundial no se presentó, cuatro años más
tarde, a defender su título.
El Congreso de 1930 en Budapest agradeció a Uruguay la organización del
primer Campeonato Mundial en difíciles condiciones y lamentó la escasa
participación de los equipos europeos.
La importancia del nuevo certamen se incrementó cuando en 1932, previo
a Juegos Olímpicos en Los Ángeles, surgieron diferencias de opinión en el
Comité Olímpico Internacional en cuanto al estatuto de aficionado de los
futbolistas. Por tanto, la FIFA decidió no organizar el Torneo Olímpico de
Fútbol.
Suecia e Italia presentaron su candidatura al segundo Campeonato
Mundial. El Comité Ejecutivo optó por Italia. Antes de determinar cuáles serían
los 16 equipos participantes se tuvo que disputar, por primera vez, partidos
eliminatorios. Durante el torneo en sí, el sistema utilizado fue a simple
eliminación, por lo que los equipos de Brasil y Argentina tuvieron que regresar
a casa después de su primera derrota. Una vez más triunfó el equipo local:
Italia venció en la final a Checoslovaquia en la prórroga. Por primera vez, una
final se transmitió por la radio.
Cuatro años más tarde, Jules Rimet, el "Padre del Campeonato
Mundial", vio cumplido su gran sueño: el Campeonato Mundial se disputó en
Francia, su país natal. Sin embargo, este Mundial se vio también enturbiado por
algunos sucesos: Austria no se presentó, de modo que Suecia no tuvo
contrincante en los octavos de final; Uruguay no quería participar y Argentina
se retiró. Por ello se presentaron los equipos nacionales de Cuba y de las
Indias Orientales Holandesas. Esta vez no hubo victoria local e Italia logró
revalidar su título.

Allí estuvieron representadas 34 asociaciones,
y los delegados entregaron al Presidente Jules Rimet, tras sus 25 años al
frente de la FIFA, un hermoso regalo: a partir de entonces, el trofeo del
Campeonato Mundial se denominaría Copa Jules Rimet.
Para el Campeonato de 1949 (que se pospuso un año por falta de tiempo)
sólo se presentó un candidato y Brasil fue elegido por unanimidad. Al mismo
tiempo, se concedió a Suiza una opción para el año 1954.
Fuente: FIFA
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