El concepto que cada uno tiene sobre sí mismo está formado
por cinco componentes: nuestros rasgos físicos, nuestra manera de ser (rasgos
psicológicos), nuestras cualidades, nuestros defectos y, por encima de todo,
nuestra autoestima.
De todos estos componentes, la autoestima corresponde a la
evaluación global que hacemos de nosotros mismos, es decir, es la visión más
profunda que tenemos de nosotros mismos y que, en última instancia, influye en
todas nuestras decisiones y elecciones más significativas modelando el tipo de
vida que nos creamos.
¿Qué podemos hacer para elevar el nivel de nuestra
autoestima? ¿Para aprender a querernos y a confiar más en nosotros mismos?
¿Para sentirnos más seguros con respecto a nuestra capacidad de resolver los
desafíos que nos presenta la vida?
Es posible que muchos deportistas necesiten un coach o un
psicólogo para resolver plenamente estas dificultades, pero también se puede
lograr bastante por cuenta propia siempre y cuando se desee verdaderamente
hacer el esfuerzo. Todo se reduce a una cuestión de voluntad y determinación.
Todos los deportistas quieren tener éxito en su vida, todos
quieren para ellos lo mejor. Si la clave es la autoestima, ¿cómo conseguirla
entonces?
La clave radica en ser realmente conscientes de lo que vemos
y actuar de manera inteligente en función de nuestros objetivos, valores y
finalidades. En cualquier situación actuar de manera inteligente y consciente
significa saber qué es lo que toca hacer en cada momento independientemente de
nuestro estado de ánimo o emociones.
La autoestima depende, pues, de la manera
en que utilizamos nuestra mente y de las elecciones que hacemos respecto a
aquello que nos sucede. Puede ser que no nos guste una situación determinada,
pero nuestros sentimientos hacia esa situación concreta no alteran la
naturaleza de los hechos.
En medio de una acalorada discusión con un jugador, el
entrenador se detuvo y le dijo: “Espera un momento, me parece que estoy a la
defensiva y que en realidad no te estoy escuchando. ¿Podríamos volver a
intentar entendernos? Veamos si puedo comprender lo que me dices.”
No podemos pensar a través de la mente de los demás, pero sí
que podemos aprender de los demás. El verdadero conocimiento implica comprender
realmente, ejercitar nuestra propia mente y pensar por nosotros mismos.
Esta es
una de las virtudes de la autoestima. A veces los demás nos influyen, pero esto
no cambia el hecho de que tenemos que comprender las cosas por nosotros mismos
y no simplemente repetir o imitar lo que vemos en otras personas. Construir
nuestra propia autoestima es más una tarea de aprender a aceptarnos y a confiar
en nosotros mismos, que de esperar que los demás lo hagan por nosotros.
Fuente: Toque y Fútbol
No hay comentarios:
Publicar un comentario